Érase una vez al pie de una gran montaña, ahí había un pueblo donde la gente conocida como Happyfolk vivió. Su propia existencia era un misterio para el resto del mundo, oculta como estaba por grandes nubes.
Aquí jugaban sus vidas pacíficas, inocentes de la letanía del exceso y la violencia que estaba creciendo en el mundo de abajo. Vivir en armonía con el espíritu de la montaña llamada Monkey era suficiente.
Entonces, un día, Strangefolk llegó a la ciudad. Vinieron con camuflaje, ocultos detrás de gafas oscuras. Pero nadie se fijó en ellos: sólo vieron sombras. Como ves, sin la Verdad de los Ojos, Happyfolk era ciego.
Cayendo de aviones y escondiéndose en agujeros
Esperando que la puesta del sol llegue; la gente va a casa
Van detrás de ellos y les disparan en la cabeza
Ahora todo el mundo baila la danza de los muertos
la danza de los muertos
la danza de los muertos...
Con el tiempo, Strangefolk encontró su lugar en las partes altas de la montaña. Y es allí donde encontraron las cuevas de inimaginable Belleza y Sinceridad. Por casualidad, se toparon con El Lugar Donde Todas las Almas Buenas Van a Descansar.
Strangefolk, ellos codiciaban las joyas en estas cuevas sobre todas las cosas. Y pronto comenzaron a minar la montaña, su rica veta, alimentando el caos de su propio mundo.
Mientras tanto, en el pueblo, Happyfolk dormía inquieto, con sus sueños invadidos por figuras sombrías que cavaban en sus almas.
Cada día, la gente despertaba y miraba a la montaña. ¿Por qué llegó la oscuridad a sus vidas? Y como Strangefolk minaba más y más en la montaña, agujeros comenzaron a aparecer, trayendo con ellos un viento frío y amargo que enfrió la misma alma de Monkey.
Por primera vez, Happyfolk sintió miedo, porque sabía que pronto Monkey despertaría de su sueño profundo.
Y entonces vino un sonido, distante primero, se convirtió en una catastrofonía tan grande que se oyó muy lejos en el espacio.
No hubo gritos. No hubo tiempo. La montaña llamada Monkey había hablado. Sólo hubo fuego. Y luego, nada.
Oh pequeño pueblo en U.S.A., tu tiempo llegó como ves
Todas las cosas que piensas que eres
Pero, ¿dónde estabas cuando todo llegó a mí?
¿Me llamaste? No...
